Pues tal y como se lee en el título, fiesta fallida... Fallida porque, al llegar a las 10 de la mañana al pabellón de Montbrió, ya no quedaba ni un agujero donde ponerse. Total, que después de considerar la situación, lo que nos ha parecido mas adecuado ha sido coger la vianda (ojo: 6 lereles!!!) e ir al campo a hacer la brasa y desayunar tranquilamente. Rafa, viendo que la cosa iba para rato, ha decidido pasar y ha tirado hacia Reus (le hemos acompañado hasta Riudoms). Y si queréis que se lo diga, tenía razón, porque eran casi las 12 que nos sentamos a comer.
En cualquier caso, una jornada en la que pusimos falta a Jaume (a primera hora avisaba de que no se encontraba en condiciones de pedalear, vete a saber por qué) y en la que completamos una ruta de circunstancias (la hora de llegada a Montbrió nos ha marcado) por la zona de Vilanova y Riudecanyes.
Y una cosa os voy a decir: ¡¡la foto, chulísima!!!
La idea original, era almorzar en el albergue de la plaza de la iglesia en l'Argentera, pero resultó que (mala suerte) los jueves cierra, así que tras descartar también el Cunirri (cerrado), acabamos en un puerto seguro: en cal Lluis a Riudecanyes.
Tras el bocata, un poco mas de esfuerzo hasta Botarell, riera de Segurias abajo hasta Montbrió y para casa.
Tras una pausa para tomar un refrigerio al lado del cementerio de Vilaplana, decidimos explorar una nueva ruta por la parte del Bosc de la Torre, que evita la trialera dificultosa, bajando directamente a la carretera de Vilaplana a Alforja. Pero, tras una ruta bastante prometedora, y cuando solo nos faltaban unos 300 m para la carretera, llegamos a un camino cerrado con una valla de esas electrificadas.
Como había un pagés haciendo trabajos de poda, decidí bajar a preguntarle (disimuladamente) si por ahí se podía salir a la carretera, porque íbamos un poco perdidos... Y el tío, sin ningún empacho, me contestó literalmente: "por aquí no se puede, esto es un camino privado...". La verdad es que a veces, entiendo a esos que se meten por todas partes, sin tener en cuenta ni cadenas, ni vallas, ni nada. Porque, la verdad, al hombre no le hubiera costado nada, ya que solo íbamos dos, habernos dejado pasar. En fin, que le vamos a hacer. A ultima hora, la ruta que acabamos haciendo, aunque nos devolvió a Vilaplana, tampoco estuvo nada mal.