Finalmente, después de dos semanas sin levantar cabeza con maldita gripe, pude salir a dar un paseo con los Pancetas en versión ampliada.
En principio, como no estaba yo muy fino, cogí la Wild, lo que me sirvió para recibir más de un rapapolvo y, como ya esperaba, un montón de bromas por parte de Jordi... Pero todo fue bien, con una ruta no muy complicada hasta el Mas del Frare. Por cierto, que hubo anécdota. Y anécdota sonada porque al pobre Roger, en la última subida hacia el Mas, se le desintegraron (literalmente) las zapatillas. Y no exagero cuando digo desintegrar, porque se quedó con el pie en el suelo: ¡despegada la suela externa y también la interna!. Menos mal que Jordi estrenaba botines por el frío y con ello conseguimos que las piezas se sujetasen juntas. Otra para contar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario