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29 jul 2019

Barruera. Julio de 2019

Empezamos la aventura pronto por la mañana, haciendo malabarismos para intentar no perder ninguna bici por el camino. La verdad es que al final parece que (tras mucha brida y mucha cinta),  ha quedado sólido.


En marcha con Ramon al volante y con parada para almorzar (por supuesto), y llegada para la hora de comer. Y menos mal que el apartamento de Barruera tenia ascensor, si no ya me diréis como hubiera sido subir a un tercero con semejantes "caballos percherones" (mi habitación queda donde esta esa ventanita al lado de la chimenea...)


Día de aclimatación, con visitas a los puntos de interés de la zona, con un espectacular mapping en la iglesia románica de de Sant Climent de Taüll, y buena cena en la pizzeria Cassos de Bohí, donde parecía que se iniciaría una nueva historia de amor.


El martes 16, iniciamos la toma de contacto can la montaña, y esta vez de verdad que es montaña. Como botón de muestra, solo decir que de la puerta de apartamento hasta el pueblecito de Durro teníamos un desnivel de 400 m en tan solo 3,5 km...

Tras Durro, ascenso a la cota 2000 (algo mas pues Puifalcons anda por los 2050 m) y rápido descenso hasta Taüll para un tentempié. Y la verdad es que acertamos, ya que tal como se había comentado en día anterior, la idea era combinar dos de las rutas que llevaba preparadas y continuar hacia el parque de Aiguestortes y después subir hasta la presa de Cavallers.


El parque, lo hicimos, pero la presa de Cavallers... Ni en sueños. Y es que se nos llenó el ojo y no tuvimos en cuenta que un desnivel de 1600 m. (con Cavallers hubieran sido mas de 2000!) iban a hacer mella en las baterías (sobre todo en la que yo llevaba) y que lógicamente marcaron ruina ya a la bajada del parque.


Y menos mal que aún me dio para ver el precioso pueblo de Erill la Vall, aunque luego tuviera que sufrir unos cientos de metros para legar a casa.

El miércoles, con la lección aprendida, elegimos solo uno de los tracks, con alguna modificación a ultima hora, que nos lleva a la misma cota del día anterior, pero rodando en sentido contrario y con una variante con unos paisajes espectaculares, con vacas, ríos, caminos infinitos y preciosa ermita de montaña. Y para postre, una ruta con trialera por los bosques que hay justo enfrente del apartamento.


Un día redondo, con almuerzo en Durro, espectaculares vistas y bosques de ensueño que de buen seguro tardaremos en olvidar. Y eso que mi batería, de nuevo hizo "figa" al final (aunque esta vez me dio la oportunidad de llegar a casa sin sobresaltos).


Por cierto, solo comentar que al jodio de Eric nunca se le acabó la batería...

Como resumen final, creo que hablo en nombre de los cuatro si digo que la experiencia es de aquellas que te deja recuerdos para toda la vida. Ah!!! y les enseñé a jugar al tute!!!!

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Martes 16


Martes 16


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