Para no perder la costumbre de las malas noticias a las que nos tiene acostumbrados esta maldita Covid19, empezamos la semana con la, por otra parte esperada, información sobre las condiciones de confinamiento: volvemos al cierre municipal, con el permiso para salir a los municipios colindantes en solitario... La verdad es que no esperábamos otra cosa.
Así que el martes (las nuevas medidas empezaban el jueves) y con la ausencia de Ramón que tenia trabajo, salimos el Nen y yo a estirar un poco las piernas y a despedir de momento las salidas conjuntas. Frio, aunque soportable y almuerzo en la base de la ermita de la roca, bien reservados del viento que empezaba a molestar. Por cierto que, aunque con un poco de retraso, conseguimos una buena foto conmemorativa de las fiestas...
Y eso fue todo, en cuanto a salidas en bici se refiere, porque el miércoles nos despertamos con las primeras oleadas de la borrasca Filomena (vaya nombrecito!), que nos trajo frio, viento, y a partir del viernes y durante todo el fin de semana, lluvia y nieve. Y es que ya no tenemos edad para hacer el gallito...
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