Con bastantes bajas, decidimos intentar llegar hasta la Creu del Formatge, con la intención de desviar si la cosa no culminaba.
Pero, aunque sufriendo un poco, conseguimos que Jaume llegara (y en buenas condiciones a juzgar por como bajó después). Tras la rápida bajada hasta la Ermita de Sant Antoni, que no tenia agua, seguimos riera abajo hasta Borges, donde tomamos un refresco y para casa.
Tras varios sábados sin poder coincidir, por fin pudimos darnos el homenaje, esta vez en Riudecanyes en can Lluis. Como siempre, buenos bocatas mixtos. Bocatas que comimos "antes" del esfuerzo, pues fuimos directamente al bar y, despues del almuerzo, completamos con un ascenso por el camino del Trenet hasta el camino de Duesaigües y hasta la carretera del castillo.
Como novedad, en vez de bajar el tramo de carretera para tomar el camino a Vilanova, cortamos por el sendero que se inicia en el cruce con la carretera: la verdad es que no es un camino para nosotros, ya que lo hicimos casi todo andando. En fin, había que probarlo!
Con el Pep ausente por motivos familiares, decidí que podría llevar a Manolo hasta Castelló. Y la verdad es que (a diferencia de Ramon) a Manolo le encantó.
La subida a Castelló, el rápido descenso hasta Vandellos, el sube-baja de Remullà y la ermita de Santa Marina, que no conocía.
Una vez en Pratdip, como tenia ganas (y batería suficiente) completamos la ruta con la tradicional subida a La Carabassa al revés. Y antes de la una estábamos en Cambrils. Una buena salida en la que, como veremos en la próxima entrada, sirvió como una especie de despedida...
Rodamos por la zona de Montroig que teníamos un tanto abandonada últimamente, con un almuerzo en los antenas de la Serra de la Pedrera, que completamos con una subida hasta Les Olles y Rifas. La vuelta, Vilanova y Montbrió.
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