El día amaneció muy ventoso. De hecho, ya de buena mañana, Juan comunicaba en el Whatsapp que no iba a salir (¡cobarde!). Y bueno, la verdad es que si soplaba pero tres valientes (vestidos un poco de payasos, también os digo), no desistimos y para la montaña, que falta gente...
Después de un par de horas esquivando rachas endemoniadas (yo creo sinceramente que, para lo fuerte que soplaba, lo sorteamos bastante bien?, cogimos riera del Salt abajo y sobre las 10,30 ya estábamos almorzando en el campo.
En cuanto a la pinta de los tres "pájaros", podéis juzgar por vosotros mismos...
Me tocó salir solo, así que pensé en dar una vuelta por la zona de Montroig y Vilanova y volver pronto a casa.
Pero en cuanto pasé de la riera de Riudecanyes, ya vi que la cosa no iba a salir. Y es que el viento, que en Cambrils no parecía tan fuerte, empezó a soplar de una manera que hacia tiempo que no veía. De hecho, una vez en Montroig, subiendo por la riera del puente de los 7 arcos, tuve que echar pie a tierra y caminar un buen tramo-, pues las rachas no solo me impedían avanzar, sino que casi me empujaban hacia atrás.
Así pues, quedó claro que de subir a Vilanova, nada. ¿Y que podía hacer? Pues lo lógico: tirar para el campo a ver si pillaba algo que almorzar. Curiosa la coincidencia, porque al llegar, resultó que Juan me había enviado un par de mensajes al móvil , con unas fotos de una careta a la brasa que estuvo rica, rica 😁.
Esta vez fuimos tres y, tras una ascensión hasta la carretera del castillo desde Vilanova, bajada por el camino rosa y nuevo esfuerzo por el camino del Trenet de Vilamanya, paramos a almorzar en la Era, donde Manolo convidó en una celebración anticipada de su cumpleaños ¡que cumplas muchos mas! (y muchas convidadas también 😁).
Tras la pausa, subimos hasta la estación de Botarell y, en vez de bajar directamente por el sendero de los toboganes, subimos hasta la explanada del banco de madera. Y una vez allí, completamos la subida hasta el arranque del sendero de cazadores, ya que Manolo nos había comentado que le gustaría hacerlo. Curiosamente, yo era la primera vez que lo bajaba con la eléctrica y tengo que confesar que, definitivamente, los caminos difíciles lo parecen mucho menos en la Wild...
Ruta de transición con parada en Almoster para comer el bocata y luego subida hasta el Coll del Bosc del Manolo. Lástima que el día salió bastante neblinoso y la foto no hace honor a la espectacularidad del paisaje.
Tras subir al Mas de Borbó y bajar por el camino del Mas de Segimon, completamos la salida bajando hasta Maspujols y riera abajo hasta Riudoms.
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