El domingo de transición hacia el otoño que, aunque amenazaba lluvia, finalmente nos permitió dar un buen paseo por la zona de Rocabruna, Aleixar y el Mas del Borbó. También fue el primer día de salida oficial de la nueva mascota, Carlitos, que Jaume acarreó en la mochila (madre de Dios si pesa la mochila!!!).
Una mañana bien extraña, ya que aunque en Cambrils lucía el sol, al llegar a la altura de Vinyols, y sin aparentemente motivo alguno (en el radar no aparecía ninguna nube), empezaron a caer unos goterones como naranjas.
La cosa acabó conmigo debajo de los porches de la plaza, mientras descargaba. Menos mal que solo fueron unos minutos y luego pude proseguir. Eso si, tras el escarmiento del martes, no arriesgue demasiado y rodé solo hasta la zona de Les Borges y Riudoms, que todavía tenia las zapatillas húmedas...
Al arrancar, me di cuenta que el freno trasero de la Wild tenia las pastillas prácticamente en el hierro, así que como no había tiempo para cambiarlas (tampoco encontré ningún recambio, con las prisas y Manolo estaba esperando), no me quedó más remedio que sacar la Alma.
Lógicamente, la ruta tuvo que ajustarse a la nueva circunstancia y cambiamos las grandes subidas por una buena ruta no demasiado exigente hasta La Selva y, por el camino que subí el sábado pasado, hasta la zona del Turó. Y eso sí, aunque no hubo que esquivar demasiados charcos, alguno hubo, con la consiguiente preocupación de Ramon por la rueda que le dejó a Manolo que, después del agua del martes, que acabó con barro 😁.
Al salir esa mañana, nunca imaginamos que lo que se preveía como un día con nubes y pequeños chubascos iba a acabar en la debacle que acabó. Pero vayamos por partes: de buena mañana, con algún nubarrón pero sin lluvia, arrancamos con la intención de pedalear por la zona de Castellvell, quizá subiendo antes al Mas del Borbó. Pero un poco antes de llegar a Aleixar y tras habernos perdido en un camino de "decouverte", vimos que empezaba a chispear, así que nos acercamos hasta Sant Blai para almorzar. Ya ahí fué cuando empezó a caer con ganas, que incluso nos felicitamos por la buena idea de haber parado allí. En cualquier caso, el chaparrón pasó y realmente parecía que las nubes circulaban por la zona de montaña de La Musara, así que decidimos tirar en dirección mar... Inútil, porque ya en la zona de Els Cinc Camins, la cosa cambió radicalmente y empezó a llover con ganas. De hecho, nos paramos un rato debajo del puente en la rotonda de la circunvalación de Reus pero, lejos de aminar, empezó a caer de una forma que no habíamos visto hacia tiempo.
Total y para resumir, que como aquello no tenia solución, y de todas formas ya estábamos mojados, para Riudoms que nos fuimos... Y tengo que decir que nunca, en todo el tiempo que llevo yendo en bicicleta, había soportado tal intensidad de lluvia en tan poco tiempo (cayeron mas de 20 litros en menos de una hora). Los caminos, como verdaderos rios, estuvieron amenazando con inundarnos los motores y llegamos a casa ateridos de frio y con agua hasta en el culo!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario